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miércoles, 10 de octubre de 2012

0 Liberbank e Ibercaja rompen su fusión

El banco de Cajastur seguirá en solitario tras el intento de Amado Franco de obtener todo el control ejecutivo y mayor peso accionarial
Manuel Menéndez rechaza las nuevas condiciones impuestas por la entidad aragonesa
Tras meses de altibajos, la fusión de Liberbank con Ibercaja y Caja3, que habría dado lugar al séptimo grupo bancario del país, se ha roto. Y lo ha hecho tras unos días de tensión, de cambios de condiciones y de discretos aunque pronunciados desencuentros. Ayer mismo, Liberbank confirmaba que cada entidad iría, a partir de ahora, por su lado. Lo hacía después de que, tras la reunión del pasado lunes del consejo de administración de Ibercaja, la entidad aragonesa resolviese forzar una nueva negociación con Liberbank para asumir una posición de predominio en el proyecto de fusión entre las dos entidades y Caja3.
La decisión tiene mucho que ver con los resultados del test de estrés realizado por la consultora Oliver Wyman a la banca española, que fueron hechos públicos hace un par de semanas. Pero no fue hasta ayer cuando Ibercaja, tras una junta general de accionistas, hizo oficial su rechazo a la fusión, al no aprobar su consejo la segregación de sus activos y pasivos a Libercaja, el banco resultante de la prevista fusión, «en los términos previstos en el proyecto común de segregación del 27 de junio».
Los datos de la auditoría, más desfavorables para Liberbank, animaron a Ibercaja a plantear un escenario distinto al hasta ahora acordado. La entidad presidida por Amado Franco exigió asumir la mayoría de la nueva sociedad y encargarse de la dirección. Un mayor peso en el gobierno corporativo del banco fusionado, que se traduciría en el derecho a nombrar al presidente y al consejero delegado, limitando el control de Cajastur a una vicepresidencia. Y un mayor peso en el capital, en el que, según el diseño original de la operación -ya descartado-, Ibercaja asumía el 46,5% del del futuro banco, Liberbank se quedaba con el 45,5% y Caja 3, con el 8% restante.
Además, consideraba necesario el establecimiento de una única sede del nuevo banco en Zaragoza, ya que su traslado a Madrid, acordaron, resultaría negativo para los intereses de la entidad.
Son muchos y muy importantes los cambios propuestos por Ibercaja. Tanto, que el banco de Cajastur, sin confirmar ni desmentir ninguna de estas condiciones, dió ayer por roto el acuerdo y se planteó un futuro en solitario. «A partir de ahora cada uno irá por su lado y nosotros partimos de la base de que somos sólidos y viables», dijo un portavoz de Liberbank. La decisión parte del convencimiento, según aseguraron estas fuentes, de que «nuestra entidad, en todo caso, es solvente con o sin fusión». Esa será, con toda seguridad, la idea que hoy trasladará la dirección de Liberbank a los representantes sindicales de la entidad, con los que tiene previsto reunirse, sindicato por sindicato, a lo largo del día. Lo cierto es que todas las piedras del camino aparecieron cuando la auditoría puso de manifiesto que en el escenario económico más adverso, Ibercaja necesitaría unas provisiones de capital de solo 226 millones de euros, que podría cubrir sin necesidad de acudir al rescate; mientras que Caja3 debería incrementar su capital en 779 millones y Liberbank en 1.198 millones.
Fuentes financieras admitían ayer que la posición de fuerza de Ibercaja respecto a Liberbank en los escenarios económicos planteados modificó las reglas de negociación, unas normas que la caja aragonesa «nunca asumió con convencimiento», sino como consecuencia de lo que consideraban una «imposición externa».
El propio presidente de Ibercaja, Amado Franco, poco antes de iniciarse la negociación con Liberbank, había dado por hecho públicamente que los planes de fusión se cerraban con Caja3, ya que, según sus propias palabras, «el tamaño no importaba».
El grupo resultante de la operación -es decir, Libercaja- habría nacido con un superávit de capital en el escenario más favorable de 492 millones de euros, de los que 389 corresponderían a Ibercaja y 103 a Liberbank, mientras que Caja3 tendría un saldo negativo de 188 millones. Hay que recordar, también, que la fusión no despertaba simpatías en Bruselas, desde donde se advirtió de que un modelo de integración como el que configuraban Ibercaja, Liberbank y Caja3 -tres cajas de ahorros con necesidades de capital- podía ser «un error» y no el camino idóneo a seguir por estas entidades.

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